miércoles, 11 de junio de 2014

VIVIENDA EN AGÜIMES

La fachada de la vía peatonal donde se ubica el proyecto presenta una altura predominante de una planta, mientras que la mayor parte de las edificaciones que se sitúan en la otra fachada tienen una altura de dos plantas. Con la intención de respetar la continuidad de la línea de cornisa que definen las edificaciones de una planta, se ha optado en el proyecto por intervenir de una manera flexible en la formalización del volumen del nivel superior, delimitado por el contorno que lo define. Se establece así, en la segunda planta, un volumen diferenciado de la alineación de la calle mediante un retranqueo, incorporando unos paños de separación de las parcelas adyacentes, de color blanco, predominante en las medianeras, y definido con un lenguaje formal ‘neutro’, con la intención de otorgar todo el protagonismo a la fachada que se mantiene.






















El tratamiento formal de la planta superior utiliza un lenguaje contemporáneo y conciso, mostrando muy poca variedad de elementos, que otorga cierto carácter ‘atemporal’ a la intervención. De esta manera, se pretende que la fachada de la edificación no constituya un mero decorado, cuyas soluciones de composición sean el resultado de una pretendida imagen urbana basada en la similitud formal de los alzados, sin tener en cuenta la morfología urbana y su relación con las tipologías edificatorias. La actuación del proyecto va más allá de esta consideración, mostrando una arquitectura doméstica actual supeditada e integrada en un entorno urbano con unos valores de protección significativos.

La edificación presenta una tipología de vivienda entre medianeras, con la introducción de patios interiores que no sólo permitan cubrir las necesidades de iluminación y ventilación que precisa el desarrollo del programa de la vivienda, sino constituirse en espacios donde desarrollar diferentes tipos de actividades.
La protección que se establece en el PEPRI del casco antiguo de Agüimes se refiere a la conservación de la fachada del antiguo inmueble, de una planta, preservándose su composición. Esta premisa se utiliza como argumento de proyecto, más allá de un mero acto de conservación ambiental del entorno urbano. En este sentido, la intervención en los dos niveles de la vivienda se realiza de manera singular, ajustándose a la planificación de usos de la vivienda. La planta baja se desarrolla prácticamente en un único ámbito, caracterizado por la continuidad y la variación espacial a través del movimiento. En este nivel la envolvente pasa a un primer plano, delimitando el espacio y mostrando, en ciertas partes del cerramiento, la mampostería vista existente. Incluso se recuperan referencias de la primera crujía de la edificación original como argumento de proyecto. La organización espacial se establece a partir de un elemento aislado que, en relación a la envolvente, cualifica las diferentes áreas.  




















La planta superior se sitúa por encima de la coronación de los muros de mampostería que se conservan en la planta inferior. Esto permite desarrollar este nivel como un volumen más autónomo, en un sentido formal, y definir los usos de manera más eficaz.
El patio de la vivienda participa en los dos niveles y se convierte en uno de los espacios principales de la misma. Se sitúa en el lado sur de la parcela, de manera que se optimice el soleamiento, cubriéndose parcialmente para evitar la radiación directa en verano, pero no en invierno. Los espacios exteriores generados en los dos niveles del patio se prolongan en el interior de la vivienda a través de elementos acristalados de manera que, al abrirse éstos, la integración espacial es completa.



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