sábado, 28 de julio de 2012

I.E.S. HARÍA concurso

La propuesta para el IES de Haría parte de la ordenación racional de los usos, tanto en lo referente a la funcionalidad como a las condiciones ambientales de iluminación y ventilación, así como a la economía de gestión, en cuanto al control, seguridad y fácil mantenimiento del edificio. Otro aspecto significativo en la concepción del proyecto se refiere a la calidad de los diferentes espacios, especialmente en las diferentes soluciones de transiciones y las relaciones que se producen entre las zonas abiertas y cerradas.
La parcela donde se realiza la intervención presenta dos áreas, adoptando una forma de ‘L’ con su ángulo recto orientado hacia el sur. Esta configuración permite agrupar las instalaciones deportivas, ya sean cubiertas o al aire libre, en una de las dos áreas mencionadas, próxima a otras instalaciones del mismo carácter existentes en la zona, mientras que el desarrollo de todo el programa docente-administrativo se efectúa conjuntamente en la otra.












La ordenación de los usos se realiza en piezas edificatorias específicas que delimitan el espacio libre destinado a patio y jardines, adoptando una forma trapezoidal en planta. De esta manera se diferencian claramente las zonas destinadas a educación secundaria, bachillerato y los talleres de formación profesional.  Una pieza de menor volumen se inserta en el lado menor del trapecio, acogiendo los usos asignados a administración y servicios comunes, situando en la planta inferior aquellos de carácter general como secretaría, despachos de A.P.A.S. y alumnos, dirección y visitas, jefatura de estudios, reprografía, cafetería, etc. y, en la planta superior, los destinados a seminarios y sala de profesores. Es en esta zona donde se realiza el ingreso al centro, por medio de un vestíbulo parcialmente cubierto a través del cual se accede a las diferentes áreas que lo componen, permitiendo una comprensión clara de la distribución de los usos.
Las aulas se disponen en las dos piezas de mayor longitud, con una orientación nordeste sudoeste, diferenciando las zonas destinadas a educación secundaria obligatoria y a bachillerato. En la primera se ubica la biblioteca en planta baja, con la posibilidad de acceder a ella desde el exterior sin necesidad de hacerlo a través del centro. La organización de las aulas es similar en los dos bloques, situando los pasillos de acceso a las mismas en el lado noroeste, lo que evita el soleamiento directo y aporta una iluminación más uniforme a lo largo del día. Estas fachadas se componen con unos paños acristalados mediante U-glass, asegurando la ventilación natural de las zonas comunes. También permite la ventilación cruzada de las aulas, mediante la introducción de carpintería practicable en los paramentos que las separan del pasillo. Las fachadas de las aulas se orientan hacia el sudeste, por lo que es necesario disponer de un entramado de lamas horizontales próximas a modo de parasol y separadas de la carpintería para evitar la incidencia directa del sol, especialmente en época de calor.
En el lado sudoeste se ubican los talleres de formación profesional, que absorben por si mismos prácticamente todo el desnivel de la parcela, con sus cubiertas a la misma cota que las huertas y terrenos de cultivo colindantes. A lo largo de uno de los lados de la parcela se habilita una zona que permite el acceso rodado a estas instalaciones para la manipulación de cargas pesadas.

De esta manera queda delimitado el espacio central del conjunto, con relaciones visuales y de recorridos con toda la edificación, destinado a zona de ocio y recreo, con áreas pavimentadas y ajardinadas con base de picón. Se han respetado todas las palmeras existentes en la parcela, sin necesidad de ser trasplantadas, e incorporándolas a las premisas de diseño del centro. Como zona de protección, en el patio se dispone un volumen abierto y cubierto que aporta una mayor diversidad a las posibilidades de uso de este espacio.
Al margen de las superficies acristaladas, básicamente se utilizan tres colores para la definición cromática del complejo, con diferentes texturas y acabados. El blanco es el color principal en los volúmenes edificados, con una aplicación de hormigón blanco estriado en las fachadas con orientación predominante al norte y revestimiento mediante mortero fino de cal en el resto. Para los solados se utiliza hormigón pigmentado de color verde. Este material también se incorpora en el volumen del patio, pues se pretende que se interprete más como una anomalía del suelo que como un espacio edificado. El tercer color se refiere a la utilización de material de origen volcánico, ya sean pavimentos basálticos o picón (lapilli) en las zonas ajardinadas.



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